Dante llega al cielo de las estrellas fijas residencia de los Ángeles y allí Dante ve miles de este majestuoso ejército de Cristo. Ante la visión sufre cambios que le permiten tolerar el brillo de Beatriz. Dante explica que su canto no puede describir todo lo que ve ya que es muy majestuoso y esplendido. Dante narra la aparición de María envuelta en círculos de luz y fuegos, y rodeada de dulces melodías llamada por la Iglesia la Rosa mística. Además el arcángel Gabriel se encuentra girando en torno de la Virgen María. Luego la virgen asciende al próximo cielo donde la espera su santo hijo, y todas las luces es decir, los ángeles cantan el himno de María.
Beatriz ruega a los bienaventurados que comuniquen a Dante una miga de su mesa de sabiduría, y estos responden con más danzas. Entre ella sale San Pedro y se acerca a solicitud de Beatriz, Esta le pide que examine a Dante sobre la virtud de la fe. San Pedro tras su explicito examen a Dante sobre la naturaleza de la fe da como interpretación que si tiene fe, además dice la fuente, objeto y motivos de su creencia. San Pedro al coronar a Dante de su luz, expresa su aprobación.
Luego aparece el alma de Santiago Apóstol al que Beatriz, luego de saludarla, pide que examine a Dante sobre la virtud de la esperanza. Santiago le hace una serie de preguntas a Dante acerca de la virtud de la esperanza. En donde Beatriz hace una intervención y contesta a la primera pregunta dejando las demás a Dante. A las respuestas las almas entonan "En ti esperen". Después desciende el alma de San Juan Apóstol y al tratar de mirarlo pero queda enceguecido.
Sin tener el sentido de la vista pero con promesa de recuperarla, a Dante lo interroga San Juan sobre la virtud de la caridad y los motivos que lo mueve al amor de Dios y al amor del prójimo. Al responder las preguntas gracias a la intervención de Beatriz Dante recupera la vista. Rápidamente Dante se encuentra con Adán el primer padre, el cual contesta a las preguntas inquietantes que le hace Dante: el tiempo transcurrido desde que ingresó al Edén, la lengua que hablaba, el nombre primitivo de Dios, el breve tiempo que estuvo en el Paraíso.
Tras un canto de gloria dado por Dante, San Pedro manifiesta un gigante descontento contra el Papa Bonifacio VIII y sus sucesores, nombra algunas de sus infamias que cometió en vida, y manda a Dante a que lo revele por todo al mundo. Beatriz invita a Dante a mirar desde este cielo a la tierra. Y juntos ascienden al noveno cielo, motor de los demás y su posición y movimiento explica Beatriz. Ante tan espectacular belleza, Beatriz lamenta muy profundamente los humanos vicios y el desorden por falta de un gobierno veraz y eficiente.
Dante percibe una luz y punto luminosísimo que la vista no puede soportar. Y Beatriz explica la correspondencia entre los coros angélicos y los nueve cielos. Cuánto más elevado es el cielo, más divino es y perfecto. Los círculos angélicos estallan en brillos y cantan Hosanna. El poeta aprende el orden y nombre de las jerarquías angélicas
Beatriz comienza explicando los distintos niveles de la obra de la creación, explica sobre la caída de los ángeles rebeldes y sobre el reino de los ángeles felices a los que llama "amores". También expone por qué los ángeles no necesitan de memoria. Lamenta la vanidad y falsedad de los filósofos y predicadores que fantasean sobre la realidad, y termina exponiendo el ilimitado número de los ángeles.
Seguidamente se alejan los coros angélicos. Dante exalta la belleza de Beatriz y renuncia, a describir tanta hermosura. Están en el cielo Empíreo, pero la luz excesiva que había allí ciega a Dante. Al recuperar la vista, y contempla ahora a todo el Paraíso como un río de luz entre riberas floridas, en el que se reflejan los beatos. Aquella luz forma una inmensa figura circular que es una rosa de luz y fuego. Esta es la ciudad y morada de las almas beatas en innumerables gradas de resplandor.
El poeta observa en la Cándida Rosa a los beatos y a los coros angélicos, y aparece a su lado a San Bernardo, su nuevo conductor. Dante emite un himno de agradecimiento. San Bernardo muestra a Dante la gloria celeste y el esplendor de María.
San Bernardo explica a Dante la distribución de los beatos en la Rosa Cándida: de un lado los santos del Nuevo Testamento, de la otra los que creyeron y esperaron en el Cristo venidero. En la grada del medio, más abajo, están los niños que fueron gratos a Dios antes y después de la Redención. San Bernardo invita a Dante a contemplar a la Virgen María y la veneración que le prodiga el ángel Gabriel, y lo exhorta a la oración.
San Bernardo eleva a la Virgen un himno de alabanza y ruega para que Dante pueda ver la esencia divina. Por intercesión de María, Dante puede ir penetrando gradualmente en la luz de Dios, percibe la forma del universo y la ley de amor que une todas sus partes. Contempla simbólicamente la divina Trinidad y el misterio de la Encarnación del Verbo, pero un súbito esplendor pone término a su visión espiritual.
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